Un gesto solidario con la conferencia de Durban sobre el Calentamiento Global.

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A propósito del inicio de la Conferencia climática de Durban, he decidido hacer un gesto solidario con la teoría del Calentamiento Global, pero por razones distintas a los calentólogos, ya que como explicaré más adelante, un aumento de la temperatura y un aumento del CO2 como consecuencia (sí, dije el CO2 como consecuencia), es una excelente noticia para el “planeta”. Por eso es que necesito creer en el calentamiento global, a pesar de las evidencias.
Por eso es que no les enrostraré que el invierno que acaba en el hemisferio norte ha sido uno de los más fríos con nevadas históricas y récords siendo. por ejemplo, la mayor desde la guerra civil en Estados Unidos y que tres de los cuatro inviernos más nevosos del Hemisferio Norte ocurrieron en los últimos cuatro años con el aumento de todos los glaciares.

Tampoco haré mofa de la negativa a  Hillary Clinton por parte de los suecos para alquilarle los rompehielos para las investigaciones en la Antártida, debido a que como dice la carta que le enviaron “Sin embargo, durante los dos últimos años el duro tiempo invernal ha causado dificultades para la Administración Marítima Sueca, que es la responsable de mantener abiertas las importantes vías de transporte en el Mar Báltico. Nuestras industrias han sufrido retrasos en el transporte debido a que los barcos han sido bloqueados por el hielo”.

Mucho menos mencionaré los correos del Climategate II, en que aparecen unos sabrosos emails donde entre otras cosillas, reconocen abiertamente que los modelos climáticos, también conocidos como “ciencia Playstation”, están todos errados.

Tampoco me referiré ni por asomo a las nevadas de julio en Hawaii

Nada de eso. Este ataque de magnanimidad no termina aquí, sino que en este posteo he decidido abstraerme de la evidencia en contra del Calentamiento Global, que como expliqué , mantendré en la más absoluta reserva y hacer cuenta que el calentamiento es tal.


Las razones para ello es que un posible calentamiento, al contrario de las catástrofes salfatianas pronosticadas por la comunidad verde, es la mejor de las noticias.

Los períodos de calentamiento coinciden con una mayor abundancia y variedad de vida
Un poquitín de historia:
Hace unos 420 millones de años, ocurrió un fenómeno: aparecieron las plantas con tallos rígidos hechos a base de una nueva sustancia orgánica, que les daba soporte para el crecimiento vertical. Crecieron los árboles, los bosques y esa explosión de vida vegetal fue posible en una atmósfera más caliente y húmeda que la actual, y con mucho más CO2, unos 4.000 ppm. (hoy hay 380 ppm).
A partir de ahí empezó a disminuir la cantidad de CO2 hasta el final de lo que se llama el período Carbonífero debido a que grandes cantidades de carbono orgánico quedaron confinadas en el subsuelo.
Pero como las malas noticias no duran para siempre, hace unos 250 millones de años, al comienzo de la era Secundaria, el supercontinente Pangea se empezó a dividir en grandes islas o continentes dejando salir nuevamente el CO2 atrapado. El resultado de esto fue que se intensificó la fotosíntesis, proceso en el que la luz suministra la energía necesaria para que juntos, el CO2 y el agua, creen la materia orgánica, o sea, la vida.
Aprovechándose de una vegetación lujuriante, crecieron y proliferaron de polo a polo los dinosaurios. Un clima más uniforme entre las latitudes altas y bajas, más húmedo y más cálido, les facilitó la vida durante decenas de millones de años a aquellos grandes comilones. El Jurásico, con una concentración probable de CO2 de 2.000 ppm, fue la época de oro.
Pero algo ocurrió hace unos 66 millones de años, probablemente un asteroide, quizás una masiva actividad volcánica echó a perder la fiesta, generando un brusco cambio de clima, dando paso a la Era Terciaria a lo largo de la cual el clima se fue enfriando.
Primero aparecieron los hielos perennes de la Antártida, hace unos 35 millones de años, luego los de Groenlandia, hace unos 15. Debido al enfriamiento y a una cubierta vegetal más pobre, los mamíferos, más austeros reemplazamos a los dinosaurios. El estudio más completo realizado hasta ahora de la historia climática de la Península Antártica revela que el continente tuvo vegetación tipo tundra hace unos 12 millones de años.
En los comienzos del Terciario, los niveles de CO2 eran dos o tres veces superiores a los actuales, pero fueron disminuyendo hasta llegar, hace 2 millones de años, al triste y frío Cuaternario, durante el cual la concentración ha oscilado entre unas 200 y 300 ppm, con glaciaciones siempre al acecho y períodos interglaciales más breves con temperaturas más suaves.
Y así llegamos al Cuaternario un sombrío período de glaciaciones, disminuyendo nuevamente el CO2 en la atmósfera llegando incluso a 200 ppm, apenas suficiente para sostener la vida arbórea. El desierto del Sahara era bastante más extenso que el actual. Avanzaba hacia el sur y se prolongaba por todo el Oriente Próximo y el Suroeste de Asia.
En general, del estudio de los yacimientos de polen, del análisis de los paleosuelos (suelos muy antiguos) y de los sedimentos glaciales, se deduce que hubo un gran empobrecimiento en la biomasa terrestre durante la glaciación.
La última glaciación terminó hace unos 11.500 años. Desde entonces los humanos crecimos, nos multiplicamos y nos dispersamos por todos los confines del planeta, que se hizo mucho más habitable desde entonces. A este interglacial lo llamamos Holoceno (en griego: todo nuevo).
En este último milenio existieron dos períodos, con diferencias térmicas apreciables: un Período Cálido Medieval y una Pequeña Edad de Hielo posterior.
El clima en Europa durante el Período Cálido Medieval (también llamado Optimo Climático Medieval), entre el año 700 y el 1300, fue más cálido que el actual.
Entre el año 1000 y el 1300 la población de Europa se multiplicó por tres o cuatro. Coincidió probablemente con un clima óptimo que favoreció la actividad agrícola y la cultura árabe en España. El apogeo del período debió alcanzarse hacia el año 1100. Fue una época de clima tan suave que el cultivo de la vid se extendió por el sur de Inglaterra. Los glaciares suizos se retiraron a cotas más altas.
Al final, hacia el año 1300, el clima de nuevo se fue enfriando. El estrecho que separa Groenlandia de Islandia comenzó a cerrarse con mayor frecuencia
Se llama Pequeña Edad del Hielo a este período entre el siglo XIV y el XIX, en el que las temperaturas medias bajaron sensiblemente, haciendo más duras las condiciones para la vida humana. De aquellos fríos, durante los cuales los glaciares nórdicos y alpinos avanzaron por los valles tragándose tierras de labor y viviendas de asustados campesinos, nos recuperamos en el reciente siglo XX. Por eso algunos climatólogos atrevidos denominan Optimo Climático Moderno al período actual, en el que, además, la actividad solar, ha aumentado.
Ahora estimados millones de lectores, ¿no les parece algo distinta esta historia a las catástrofes que vaticinan los medios especialmente en vísperas de estas costosas y bien regadas conferencias sobre el clima?.
La  mejor contribución que puedes hacer por el medio ambiente es aumentar tu huella de carbono
Conclusiones
-Actualmente nos encontramos en lo que podría llamarse un período interglacial, que claramente todos querríamos que se prolongue lo más posible.
-Las temperaturas no son constantes y es absolutamente normal que se produzcan variaciones en un par de cientos de años. De hecho, hasta el 2001 la temperatura había subido unos 0,6 grados en los últimos 150 años (la nada misma), cosa natural ya que venimos saliendo de la pequeña Edad de Hielo mencionada anteriormente. A partir de entonces la temperatura no ha subido y aparentemente tiende a bajar.Sin embargo es difícil saber cuál será la tendencia en el futuro pues, los cambios climáticos son la norma y no la excepción. Lo que sí ha quedado claro hasta aquí , es que no tenemos ninguna capacidad de influir significativamente en el clima
- Si bien es cierto, el CO2 es un gas invernadero, su efecto es muy limitado en relación a otros como el vapor de agua.
Agregar dos veces el CO2 que hay, no doblará su efecto. Las primeras moléculas de CO2 tienen mayor importancia, pero el efecto marginal de las siguiente es cada vez menor ( efecto logarítmico). De hecho, los niveles de carbono en la antigüedad, como ya vimos, era diez veces mayor y aún así se dio una era del hielo.
La historia paleoclimática relatada aquí y las pruebas más sólidas de análisis de los núcleos de hielo, muestran claramente que los niveles de dióxido de carbono responden con un retraso de 800 años a los cambios climáticos, lo que pone de cabeza la relación causa-efecto de las teorías calentólogas, eso mismo que Al Gore llamó “relación complicada” en su documental “Una verdad Incómoda”. Véanlo, lo dice clarito.

6 comentarios:

Heitai dijo...

Un texto muy complicado y largo para que lo entiendan simios como rendón, escanilla, liberona, baquedano y el resto del simiaje sandía nacional.

Da miedo pensar en el hielo.

Cristian Mancilla dijo...

Como suelo decirles a mis amigos: ciertamente el CO2 es nocivo para las personas, pero de ninguna manera lo es para el clima ni para las plantas.
Hace años mostraron en el Discovery Channel uno de esos documentales que aparecen solamente una vez: un científico había instalado un invernadero en el cual liberó cantidades de CO2 diez veces superiores a las usuales. El resultado: plantas saludables y excesivamente grandes.
En Australia se aprobó un impuesto para regular las emisiones de CO2, siguiendo el argumento de que es un gas de efecto invernadero relacionado con el 'calentamiento global'. Yo sí creo que es saludable para las personas limitar tales emisiones, pero no lo es para la ecnonomía ni para el clima ni para las plantas. Aunque los ecologistas parecen preocuparse muy poco de los verdaderos perjudicados con las emisiones...

vicente dijo...

Heitai: efectivamente, a pesar de mi esfuerzo por hacerlo entendible. La única forma de combatir la desinformación es con más información.

vicente dijo...

Cristian: Bienvenido.
Cierto, el CO2 es un elemento básico en la fotosíntesis. Eso está desde siempre en cualquier libro texto escolar.
Sin embargo debo puntualizar que el CO2 no es nocivo para los humanos.
En nuestros pulmones tenemos una concentración de 40.000 ppm.
Las sondas espaciales a otros cuerpos estelares van equipadas para detectar la presencia de carbono, señal de condiciones adecuadas para la vida.
Una proporción importante de nuestro organismo de compone de él.
Es un gas incoloro, inodoro y no tiene ningún efecto sobre la salud.

Anónimo dijo...

Quieren que el nuevo protocolo obligue a todos los ciudadanos del mundo, a comprar bonos de carbono.

Mauricio dijo...

Hola amigos quiero invitarlos a integrar la comunidad de Columnistas de Chile pueden registrarse libremente en www.columnas.cl

 

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