Mi fideicomiso ciego y mudo.

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Yo soy el primero en tener un fideicomiso ciego y además mudo. Ignoro el destino de los fondos acumulados con los impuestos pagados durante toda mi vida. Sólo sé que no han sido bien administrados.
Así pues, ahora me entero que además tengo fabulosas deudas históricas con ciertas “etnias originarias”, con profesores, minorías sexuales, con el clima, con acreedores que son convocados a cobrarme hasta por televisión para que pasen por caja dada su supuesta condición de “ víctimas de la dictadura”.

Deudas para las que no corren los seguros de desgravamen, pues hasta mis descendientes deberán seguir pagando por ello.
Mis albaceas, que han convertido mis activos en sólo pasivos, no saben ni cómo me llamo, pero yo sí sé quienes son. ¿En qué momento de locura les conferí la facultad de firmar pagarés a mi cargo como el Convenio OIT o el informe de “Deuda histórica” de los Diputados?.
Administran mis recursos y con ellos exhiben orgullosos el título de progresistas y solidarios gracias a tan altruista administración inspirados en su “vocación de servicio público”. ¿Cómo es que siempre logran hacerme sentir y verme como culpable a pesar de todo para extraer un poquito más cada vez? .
¿Cómo es que la delincuencia es mi culpa y los delincuentes sólo son víctimas de la “falta de oportunidades” si yo les pago hasta el abogado, los psicólogos y todas esas cosas que no puedo pagar ni siquiera para mí?.

6 comentarios:

Any dijo...

Olvidaste mencionar que ahora estos "representantes" nuestros firmaron en nuestro nombre para subordinar todas nuestras decisiones al criterio de la Corte Penal Internacional, una institución absolutamente politizada que bien podría (por ejemplo), decidir que los mapuches que han "declarado la guerra" a Chile tienen toda la razón y deben quedarse con el territorio al sur del Bio Bio y sacar bandera, escudo e himno echando a los menos mestizos que ellos que aún se atrevan a vivir en esas tierras (o cobrándoles más tributos que los que ya exigen).
También les sería lícito prohibir realmente a los chilenos ir a la Isla de Pascua, acabar con la ley antiterrorista o meter a la cárcel al Presidente de la República si no accede a hacer su juicio de lo correcto respecto de minorías o grupúsculos varios...
¡¡Menos mal que hemos elegido a estos inteligentes y capaces personajes para defender en el parlamento (con esos sueldos exhorbitantes tan merecidos que ellos mismos se adjudican) nuestra soberanía nacional!!

Javier Bazán Aguirre dijo...

Siempre tan irónico.

Angélica Mora dijo...

Es el Estado que te devora...
conozco ese sentimiento.
Un abrazo desde la lejania

cristian dijo...

Excelente opinión, la comparto plenamente.

Álvaro P. dijo...

Sencillamente buenísimo el posteo.
Saludos.
Álvaro

Alfredo. dijo...

Plenamente de acuerdo.

 

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