Nuestra imperiosa necesidad de alguien o algo que nos mantenga a salvo del mundo real con sus desafíos y amenazas, nos hace buscar desesperadamente cobijo en cualquiera que nos provea de ese ansiado cascarón y lo encontramos en el maternal vientre del estado.
Por eso, recompensamos generosamente en las encuestas y votaciones a aquellos que nos dicen que no somos dueños ni responsables de nuestros actos , que tomarán el peso de nuestras decisiones sobre sus hombros y asumirán los riesgos por nosotros. No nos importa mucho si el sentido común nos dice que ello no es posible, el sueño es demasiado hermoso para renunciar a él.
Los "milagreros" de la política como Chavez, Correa, Zelaya, no caen del cielo, nosotros los ponemos ahí. Los investimos de "santones" y les damos nuestras ofrendas en cuotas de libertad,. Esa libertad que sirve para crear, cosa que no nos interesa mucho, porque para eso están ellos.
Nosotros no asumimos riesgos porque para eso está el estado quien debe aportar en Investigación y Desarrollo, aunque ello anule el sentido crítico de nuestros “científicos” quedando a merced de las tendencias pseudocientíficas imperantes y al servicio de las ideologías oficiales. Es impensable entonces que una idea revolucionaria salga de algún garaje, cuna de muchas de las grandes creaciones del intelecto humano.
La “seguridad” aunque sólo sea prometida, nos seduce e hipnotiza, mucho más que los grandes éxitos. Hasta la creación artística y su concepto queda al arbitrio de los subsidios estatales y se contenta con uno que otro premio otorgado en algún festival europeo en “solidaridad” con los progresistas latinoamericanos más que por sus propios méritos.
Renunciamos hasta nuestra propia búsqueda de la felicidad dejándola en manos de “mamá estado” quien la define y hasta la mide con índices para ubicarnos en el “ranking”. La idea es que debemos estar satisfechos porque nos dicen que los países "más felices" no son necesariamente los más ricos. (The Guardian edición del lunes 23 de marzo).
No podemos resistirnos a nuestra madre estado, el que además en Chile, se muestra a través del rostro de una mujer que nos habla con tono de tía de parvularia, cayendo rendidos en eterna posición fetal atados a un cordón en que fluyen profusamente los subsidios, asistencialismos y regulaciones que nos mantienen en un eterno sueño flotando en la marea amniótica del "progresismo".
3 comentarios:
El socialismo procura cuidarnos de la cuna a la tumba, ha dicho la Presidenta. Y naturalmente, Sebastián Piñera.
ja ja!
lo de la tía Michelle es muy divertido!
saludos!
tiempo que no leía algo tan certero y bien escrito sobre nuestros vicios latinoamerianos.
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