¿Quién le torció el cuello al Cisne?

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Este largo fin de semana, en uno de mis paseos, acompañado por un grato sol de primavera, pude ver el humedal de Valdivia trazos blancos que delatan la abundancia de cisnes de cuello negro. Vino a mi mente la brutal campaña contra Celulosa Arauco a quien se le atribuía el exterminio de esta especie.
La planta aún sigue funcionando manteniendo los mismos tratamientos de efluentes líquidos con que fue diseñada. ¿Entonces qué ocurrió?. ¿Qué pasó con todos esos titulares y con todos los activistas verdes salvadores de la biodiversidad del humedal?.
Para entenderlo. haría bien hacer un poco de historia y conocer los hechos que los medios han silenciado:
Era un río pequeño, rodeado de bosques y campos, a cuyas orillas se cultivaba y criaba ganado. Por entonces, pequeñas embarcaciones, y hasta un vapor, recorrían sus aguas y transportaban a los habitantes de los pueblos surgidos a la vera del río Cruces. Aquel que, después de juntarse con otros, se convierte en el Valdivia quién, finalmente, mezcla las aguas dulces, extraídas a los Andes, con las del mar Pacífico.
En mayo de 1960, la tierra se sacudió furiosa durante dos días. El terremoto más grande del mundo arrasó la península de Arauco. Dos maremotos completaron la obra de destrucción. Las ciudades de Valdivia y Puerto Mont fueron borradas del mapa. Miles murieron. La topografía del área cambió para siempre. Las tierras aledañas al río Cruces se hundieron y se inundaron.
Valdivia fue reconstruida, y es hoy una de las ciudades más lindas de Chile. Por otra parte, un buen día llegaron los cisnes al humedal, y con ellos vino la Egeria densa (el luchecillo), planta acuática que se convertiría en su principal alimento, dentro del Santuario.
En febrero de 2004, 30km aguas arriba del Santuario de la Naturaleza, inicia sus actividades una gran fábrica de pulpa de celulosa (Celulosa Arauco). La compañía había iniciado un programa de plantaciones forestales allá por el 80. Un proyecto que culminaba, casi 25 años después, con la puesta en marcha de la pastera. Una moderna planta, con blanqueado ECF, y en la cual se destacaba el tratamiento de los efluentes líquidos (vertidos al río Cruces) realizado en tres etapas (física, biológica y química). Se resalta el hecho porque la mayor parte de las pasteras tratan los efluentes líquidos en un proceso de dos etapas.
Ese año, en los meses de febrero y marzo, la población de cisnes alcanzó uno de sus máximos históricos, con 8.000 ejemplares poblando el interior del Santuario y otro par de miles en áreas adyacentes. En el mes de julio de 2004 la población de cisnes había descendido bien por debajo del promedio de los últi-mos tres años (alrededor de 6.000). Y, hacia fines del año la cantidad de ejemplares se había reducido a unos pocos cientos. El Cygnus melancoryphus abandonaba su lago y algunos ejemplares, demasiado débiles para volar, se dejaban morir en sus aguas (el total de cisnes muertos estuvo entre 150 y 300 individuos).
¿Qué había pasado?. La respuesta fue obvia para algunos. Quizás tanto como lo fuera, en la Europa de la Edad Obscura, cuando la Peste Negra asesinaba sin piedad. Como estos, aquellos llevados por los prejuicios, la ignorancia, el miedo y el fanatismo rápidamente concluyeron que la Peste venía de la mano de los Judíos.
En el Arauco pronto encontraron al asesino. ¡Quien le había torcido el cuello al cisne era la Celulosa Arauco!
La Comisión Nacional del Medio Ambiente de la Región X (CONAMA) solicitó una investigación a la Universidad Austral de Chile (UACH). Esta presentó un primer Informe de Avance en diciembre de 2004, el segundo en febrero de 2005 y el Informe final en abril de ese año. Para esa época una Misión Consultiva Ramsar (solicitada por el gobierno chileno), formada por un eco-toxicólogo argentino y un especialista en ecología inglés, también presentó sus conclusiones. Además, hubo un análisis crítico del informe de la UACH, realizado por el Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad (CASEB) de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Aunque esa información ocupa centenares de páginas he creído necesario exhibir la imprudencia de un resumen extremo.
"Los hallazgos clínicos, dice la UACH, en la mayoría de los cisnes se relacionan con el bajo peso corporal, lo cual fue refrendado por el examen anatomopatológico, en el que se observó marcada emacia-ción (adelgazamiento extremo) con ausencia de tejido adiposo". ¡Los cisnes habían muerto de hambre! Sin embargo, continúa el informe, "los órganos examinados revelaron acumulación de hierro en hígado y en menor medida en riñones".
No obstante, en ningún momento se afirma que el hierro fuera causante de la muerte de las aves. Por otra parte, se encontró que las concentraciones de hierro en los sedimentos del Santuario fueron elevadas. Asimismo, se observaron acumulaciones de hierro sobre los tejidos de las plantas de Egeria densa, alimento de los cisnes.
En realidad, la observación fundamental fue que la hierba acuática había, prácticamente, desaparecido. Los cisnes emigraron, para no morir de hambre, ante la eliminación de su fuente principal de alimentación. Pero, ¿Por qué se había perdido el Luchecillo? Fue conveniente pensar que este había enfermado por la contaminación de las aguas. En particular, debida al "exceso de hierro". Así, se insinuó que la pastera era la proveedora del hierro.
Cuando la Universidad de Concepción (por pedido de la empresa, porque la UACH sólo midió hierro en el seno del estuario) examinó la cantidad de hierro que había en las aguas que ingresan a la planta y las que emergen con el efluente, se observó que había mayor cantidad de hierro en el ingreso que en el egreso. En conclusión y desafortunadamente, ¡la pastera era inocente!
02). Notablemente, la supuesta contaminación sólo habría afectado al luchecillo y no a otros vegetales del humedal. Y, a su vez, sólo sufrieron el problema las comunidades que se alimentan de la Egeria: cisnes y taguas (Fúlica leucoptera y Fúlica rufifrons).
Es muy curioso que un contaminante inespecífico (hierro) afecte tan selectivamente la biota. En realidad, la respuesta tal vez se encuentra en el mismo informe de la UACH cuando comunica: "La dinámica poblacional del Cisne de cuello negro ha presentado fuertes oscilaciones en la cantidad de ejemplares, durante el período 1988-2005. Las más fuertes se observaron a mediados de los noventa cuando el aumento casi explosivo de individuos estuvo por sobre los 10.000 mil, seguido de drásticas caídas. Estas caídas, fueron similares, en intensidad y dinámica, a la caída registrada durante 2004.
Sin embargo, las caídas observadas a mediados de la década del noventa nunca llegaron a valores tan bajos como los medidos a fines del 2004." Probablemente la respuesta sea elementalmente maltusiana. Aumenta la población se agotan los cultivos, sobreviene la hambruna.
. En tanto su plato preferido se recupera, los cisnes se alimentan de algas del género Spirogyra que se han desarrollado en abundancia, sin la competencia del agresivo Luchecillo y con una disminución de sus depredadores.
Años después, se demostró que la causa principal del agotamiento del luchecillo fue la caída en la temperatura de las aguas.
Todo esto bajo el silencio sepulcral de los medios y de las organizaciones conservacionistas que protagonizaron una feroz batalla por el cierre de la planta.

Antecedentes tomados a:
Dr.Mario R. Féliz
Prof Titular INIFTA-
Universidad Nacional de La Plata





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